La razón por la que no piensas con libertad
En 1620, Francis Bacon escribió sobre un comportamiento extraño del ser humano que sucedía de forma inconsciente: la manera en que la opinión previa de un sujeto sobre un aspecto condicionaba su capacidad de percibir la realidad respecto a este.
El entendimiento humano, una vez que ha adoptado una opinión, atrae todo lo demás para apoyarla y hacerla concordar con ella. Y aunque haya un mayor número y peso de pruebas en contra, las ignora y desprecia, o bien las aparta y rechaza mediante alguna distinción, de modo que, por esta gran y perniciosa predisposición, la autoridad de su conclusión previa permanezca intacta.
(Francis Bacon, 1620, Novum Organum)
Hubo más pensadores antes que él, como Platón o Tomás de Aquino, que hicieron mención de este curioso comportamiento humano de tomar como ciertas aquellas evidencias que apoyan una opinión y dudar de la veracidad de aquellas que van en su contra.
En un estudio de la Universidad de Stanford en 1979, se analizó cómo 48 estudiantes con fuertes opiniones sobre la pena capital —24 a favor y 24 en contra— reaccionaban ante los mismos dos artículos ficticios sobre la efectividad de esta medida en la criminalidad.
Los artículos exponían datos que evidenciaban cada una de las posturas a estudiar. Uno expresaba la efectividad de la medida, indicando índices de criminalidad más bajos tras su implementación, y el otro explicaba que se conseguía el efecto contrario al deseado, exponiendo índices de criminalidad más altos tras su implementación.
Los dos grupos debían calificar los artículos según su convicción y su diseño. Además, tras la lectura de ambos artículos, se volvieron a analizar las opiniones de los sujetos. Estos mantenían su postura inicial y permanecieron inmóviles respecto a sus opiniones antes del experimento.
Los estudiantes que tenían una postura previa a favor de la pena capital calificaron como más convincente y mejor diseñado el artículo que evidenciaba la efectividad de la medida. Por otro lado, los estudiantes que estaban posicionados en contra de la pena capital calificaron como más convincente y mejor diseñado el otro artículo, el que cuestionaba la eficacia de la pena.
Este resultado hizo reflexionar sobre cómo nuestras ideas preconcebidas sobre un tema nos hacen otorgar verosimilitud a aquello que nos da credibilidad y a omitir o incluso desafiar la veracidad de aquello que nos contradice.
En el experimento se percibió también cómo, dependiendo del orden de lectura de los artículos, los sujetos sufrían incluso de mayor polarización en sus posturas. Aquellos que habían leído primero el artículo que contradecía sus ideas y posteriormente el que las fortalecía, sufrieron lo que los autores llamaron un efecto rebote. Aquellos que, tras verse contradichos, vieron reforzadas sus posturas desarrollaron una mayor polarización respecto al tema.
El sesgo de confirmación
Este comportamiento descrito por Bacon y estudiado en el artículo mencionado, se conoce actualmente como sesgo de confirmación.
Scott Adams, en su libro Loserthink, describe a este sesgo como "la tendencia de las personas a buscar, interpretar y recordar información de una manera que confirme sus creencias preexistentes, ignorando o descartando evidencia en contra".
Adams dedica una parte de su libro a este concepto, y nos explica como este nos mantiene encerrados en una cárcel mental sin permitirnos evolucionar hacia un conocimiento más exacto, más amplio y más fiel a la realidad.
Es muy común ver a las personas atrapadas en sus burbujas de información, redes sociales y grupos afines. Estas burbujas refuerzan nuestras opiniones y nos dificultan cambiar de perspectiva.
A veces, incluso se comete el gran error de basar nuestra identidad en un conjunto de ideas u opiniones, de esta forma se hace muy difícil estar abierto a puntos de vista diferentes al nuestro, pues irían en contra de nuestra identidad y dañarían nuestro ego.
Esto es un problema, pues la consecuencia de este sesgo es dejarnos anclados en un solo punto de vista y no nos permite evolucionar ni adquirir nuevos conocimientos, a veces ni nos damos cuenta de que existen si estos vienen desde puntos de vista diferentes al nuestro. Nuestra mente se encarga de filtrar y discernir que información le resulta de interés, útil y verosímil en función de dónde venga o quien la transmita.
Yo quise acabar con este acto inconsciente, sentía que si conseguía deshacerme del sesgo de confirmación, o al menos reducirlo considerablemente, lograría ser un poco más libre, libre de mis propias opiniones.
¿Como deshacernos del sesgo de confirmación?
Uno de los aprendizajes más útiles que recibí, fue por parte del ya mencionado libro Loserthink. Ahí descubrí algunas de las técnicas que pongo en práctica todos los días y han conseguido que la información y el conocimiento viajen de forma más libre hacia mí y dentro de mis pensamientos.
Ser consciente
El primer paso, parte de ser consciente de que dispones de una tendencia natural a favorecer la información que respalda tus ideas. Ser consciente de que el sesgo de confirmación existe y que tú también lo experimentas.
Si lo haces, verás que, de vez en cuando, desconfiarás de ti mismo, experimentarás una pausa mental durante tus reflexiones dónde te preguntarás: ¿estoy valorando toda la información a mi alrededor?
Si esto te pasa, vas por el buen camino.
Exponerte
Exponerse deliberadamente a puntos de vista opuestos. Debemos practicar una búsqueda activa de nuevos puntos de vista y opiniones diferentes a la nuestra. De forma natural tendemos a poner el foco en aquellas zonas de opinión que están en sintonía con la nuestra, hay que romper este comportamiento de forma deliberada.
Todos conocemos una persona, familiar o amigo, que tiene convicciones fuertes, contrarias a las nuestras, sobre algún concepto social, cultural o político. En muchas ocasiones, nos solemos decir a nosotros mismos —piensa de forma muy radical— y, por eso evitamos tener ciertos debates.
Ese comportamiento es el que debemos evitar, contar con ese amigo, suegro o compañero del trabajo es una gran oportunidad que tenemos para luchar contra nuestro sesgo de confirmación. No se trata de cambiar de parecer, se trata de escuchar y acumular la información.
Prohibirte únicas explicaciones
Si al hacer una valoración o reflexión encuentras una única explicación a algo, prohíbete que esta sea la que tomes como solución. Exígete a ti mismo que, como mínimo, hayas valorado antes otras vías de conocimiento que difieran de la que en un principio habías tomado.
Considerar hipótesis alternativas antes de llegar a una conclusión, no solo nos libra del sesgo de confirmación, sino que nos ayudará a tomar mejores decisiones y a estar más seguros de ellas en el futuro.
Estar equivocado
Estar equivocado no es algo de lo que tengas que avergonzarte, es un privilegio. Estar equivocado es la única manera que tenemos de estar completamente seguros de algo. El conocimiento es recordar como no tienen que hacerse las cosas.
Nunca vas a estar seguro de haber tomado una decisión, generalmente las consecuencias de una decisión solo son evidentes cuando se trata de consecuencias negativas. Cuando no experimentamos consecuencia alguna, nos olvidamos de la decisión tomada y saltamos a la siguiente, no adquirimos ningún aprendizaje, simplemente seguimos hacia delante.
Por eso es tan importante y valioso equivocarse, porque es la única manera de incorporar un aprendizaje nuevo a nuestra colección de recuerdos, un aprendizaje que nos ayudará a tomar decisiones en el futuro, y esta vez, con más seguridad.
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